Diego Trujillo Franco
19 Jul
Kevin Donegan, Mongoose Cobra Club y el arte de lo sincero

“Para mí la música no busca impresionar… busca decir la verdad”, dice Kevin Donegan con la calma de quien ha pasado por muchas vidas, muchas ciudades y muchas canciones.

Desde Irlanda hasta Berlín, pasando por Madrid, Los Ángeles y San Francisco, la trayectoria de Kevin Donegan no es la de un artista cualquiera. Es la de un nómada emocional que ha decidido condensar años de experiencias y contradicciones en un proyecto que suena tan curioso como su nombre: Mongoose Cobra Club.

“Sé que el nombre suena raro”, admite entre risas. “Pero refleja algo de mí: una mezcla de instinto, contradicción y la energía de la lucha. Es la mejor forma de describir lo que hay en mi música”.Donegan no es de los que buscan etiquetas. Aunque reconoce una fuerte influencia del folk narrativo, no se siente atado a ningún género: en sus canciones hay destellos de indie, rock y una melancolía que remite tanto a paisajes irlandeses como a noches berlinesas.

De la infancia musical al silencio creativo

Kevin comenzó en la música desde pequeño, con una formación que, según él, le ha servido toda la vida. Sin embargo, hubo años en los que se alejó de ella: “Hubo etapas en las que no tocaba, solo escuchaba… hasta que sentí que debía volver. Así nació Mongoose Cobra Club, de un instinto extraño, casi animal”, cuenta.Y aunque su tono es pausado y reflexivo, hay intensidad cuando habla de la composición: “Estoy más interesado en lo sincero que en lo brillante. Lo crudo, lo imperfecto… ahí es donde realmente conectamos unos con otros”.

Entre el activismo y la paternidad

Lo curioso de Donegan es que su vida no gira únicamente en torno a la música. Durante años trabajó con Greenpeace y otras organizaciones medioambientales, lo que le dio una perspectiva diferente sobre el arte y el compromiso social. “Mis canciones no son políticas”, aclara, “pero es cierto que soy una persona profundamente interesada en la política y en el mundo. La música y el activismo son distintos, pero complementarios”.Además, Kevin es padre de una niña de casi siete años, y aunque admite que aún no ha encontrado la forma de plasmar esa experiencia en sus canciones, reconoce que ser padre ha transformado su manera de ver el mundo: “Quiero que mi hija vea las experiencias del mundo con una mente abierta. Es un privilegio ser padre, pero aún busco la clave para unir eso con mi música”.

Fuerteventura y lo que viene

El EP más reciente de Mongoose Cobra Club se llama Fuerteventura, pero no es, como muchos creen, un disco tropical o de vacaciones. “Habla de contradicciones: el deseo de libertad y al mismo tiempo la necesidad de quedarse o volver. Es un viaje emocional que comienza en un lugar donde nada funciona y termina en un sitio de calma y profundidad”.Mientras tanto, Donegan pasa el verano tocando en pequeños escenarios en Berlín, y ya prepara un álbum completo para el otoño. “Tengo demasiado material… el reto es encontrar el tiempo para grabarlo bien. La idea es un disco de 10 o 12 canciones”, adelanta.

Entre lo que fue y lo que puede ser

Para Kevin, la música es una necesidad vital. “Mucha gente hoy vive entre lugares, lenguas, versiones de sí mismos. Aunque a veces es confuso, también es hermoso. Mi música trata de mantenerse en ese borde, entre lo que fue y lo que puede ser”.Con Mongoose Cobra Club, Donegan ha creado un espacio sonoro donde confluyen la experiencia humana, la memoria y la fantasía. Un club íntimo en el que sus canciones se sienten como confesiones en voz baja, cargadas de emoción y sinceridad.Y aunque no busca impresionar, es imposible no sentirse conmovido. Como dijo un entrevistador tras escucharlo: “Su voz, de alguna manera, me dan ganas de llorar. Es tan sincera que se siente como si te hablara directamente a ti”.Kevin sonríe cuando se lo recuerdan: “Eso es lo que busco. No se trata de hacer arte perfecto, sino de decir lo que otros no pueden, de la forma más directa posible”.

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