Por estos días, hablar de la nueva canción de autor en Colombia es hablar de Maréh. Cantautor caleño, independiente por convicción, ha sabido tejer un recorrido que dialoga tanto con la tradición como con la exploración contemporánea. Su música recoge ecos de la salsa y el folclor latinoamericano, pero también la reflexión de la antropología y la poesía. El resultado: un universo sonoro donde la ternura, la naturaleza y la memoria se vuelven protagonistas.Con tres álbumes editados —Amuleto (2018), Tierra de Promesas (2020) y Cuerpo (2022)—, colaboraciones con referentes de la región y dos nominaciones a los Latin Grammy 2023 (Mejor Nuevo Artista y Mejor Álbum Cantautor), Maréh se consolida como uno de los nombres imprescindibles de la nueva ola de cantautores latinoamericanos.
Su historia rompe con la narrativa típica del músico académico. Formado en el conservatorio de la Universidad del Valle, Maréh encontró pronto que la rigidez de la partitura y el método no eran suficientes para lo que intuía como un arte vivo. El puente fue la antropología, carrera que eligió para comprender la cultura desde el cuerpo y la experiencia. “La música no está para conservarse intacta, está para encontrarse, para ser vivida”, dice el artista.Aunque estuvo a punto de terminar la carrera, la música lo reclamó con fuerza. En 2018, cuando debía entregar su tesis, eligió grabar su primer disco. Desde entonces, cada álbum suyo ha sido también un ejercicio de investigación cultural y emocional, con letras que oscilan entre la memoria familiar y la exploración de lo colectivo.
La obra de Maréh no puede entenderse sin la influencia de su entorno familiar. Su padre, filósofo y educador, marcó su sensibilidad a través del pensamiento crítico y el diálogo constante; su abuelo, pionero de la agroecología en Colombia, lo conectó desde niño con la biodiversidad. Esa impronta se traduce en canciones que evocan montañas, ríos y afectos, entendidos no como metáforas abstractas, sino como espacios vivos de resistencia y encuentro.“Cada conversación con mi padre terminó muchas veces en canciones; cada caminata con mi abuelo fue una escuela de sensibilidad. Lo que hago es contar la vida que me tocó vivir”, explica.
Cali es mundialmente reconocida como capital de la salsa, y más recientemente como semillero de reguetón. Sin embargo, su historia en la canción de autor ha sido menos visibilizada. “No hay un relato tan claro de la canción en la ciudad. Eso me llevó a revisar a los que estuvieron antes, a quienes escribieron y cantaron desde Cali”, comenta Maréh.Ese vacío se convirtió para él en una responsabilidad: abrir un espacio propio, demostrar que la canción también tiene un lugar en la ciudad de más de 300 canciones dedicadas a su nombre. La nominación a los Latin Grammy 2023 en la categoría Mejor Álbum Cantautor reafirmó esa tarea: inscribir a Cali en el mapa de la canción iberoamericana desde una voz distinta.
La noticia de las dos nominaciones en 2023 lo tomó por sorpresa. No solo por la relevancia de las categorías —Mejor Nuevo Artista y Mejor Álbum Cantautor—, sino por el contexto: llegar allí sin disquera, sin manager y sin maquinaria detrás.“Fue muy especial ver mi nombre al lado de Chico Buarque, Caetano Veloso o Silvio Rodríguez, referentes que son la historia misma de la canción. Y hacerlo desde la independencia, con canciones hechas a pulso, fue un acto de gratitud y resistencia”, recuerda.
Más que una estrategia de mercado, para Maréh la colaboración es una consecuencia natural de la amistad. Su primer disco reunió a Vicente García, Catalina García (Monsieur Periné) y Elkin Robinson; luego vinieron diálogos musicales con Nidia Góngora, Jósean Log y la brasileña Mariana Nolasco, entre otros.“Cada encuentro es un cruce de mundos. Al final, lo que construimos es un canto latinoamericano, sin fronteras”, explica.Hoy, sus proyectos incluyen nuevas canciones con colegas de distintos países, entre ellos jóvenes cantautores emergentes con quienes comparte escenarios y procesos de composición. Su interés está tanto en grabar con grandes referentes como en acompañar el crecimiento de nuevas voces.
Actualmente, Maréh trabaja en un documental inspirado en su álbum Cuerpo. Lo que inició como una extensión audiovisual del disco se convirtió en una exploración sobre el cuerpo como lugar de afectos: el goce, la ternura, la memoria y la resistencia. El proyecto busca dialogar con Cali, con su familia y con la relación entre lo íntimo y lo colectivo.A la par, prepara nuevas canciones y giras que lo llevarán nuevamente a México y España, dos territorios que han recibido su propuesta con entusiasmo. También planea retomar los estudios, convencido de que el aprendizaje académico puede seguir nutriendo su mirada artística.
En un tiempo en que la industria tiende a uniformar, Maréh se mantiene fiel a un principio: cantar desde lo propio para resonar con lo común. Su música no busca encajar en un molde, sino dialogar con la diversidad cultural de América Latina.“Colaborar y compartir” —dice, evocando al pensador Humberto Maturana— son los verbos que atraviesan su obra. Esa filosofía lo ha llevado a construir un repertorio que, más que canciones, son puentes entre territorios, generaciones y memorias.Con un pie en la antropología y otro en la canción, Maréh representa a una generación que entiende la música no solo como entretenimiento, sino como herramienta de encuentro y transformación.