
En una era donde la Inteligencia Artificial empieza a escribir canciones y las grandes capitales suelen llevarse todos los reflectores, hay historias musicales que nos recuerdan que la verdadera innovación nace del corazón y la obstinación. Esta es la odisea de Riptor, la banda de trash metal oriunda de Cali, Colombia, que no solo se ha abierto camino en la capital mundial de la salsa, sino que ha desafiado la geografía y las expectativas, coronando su trayectoria con una proeza monumental: un álbum sinfónico. 🤘
El motor que impulsa esta máquina musical tiene nombre propio: Camilo Castro, el músico y productor detrás de Riptor. La historia de la banda es inseparable de la suya, una narrativa que comenzó, paradójicamente, con un quiebre emocional en su juventud.Camilo recuerda cómo, en medio de una profunda crisis familiar, la música dejó de ser un simple pasatiempo para convertirse en un salvavidas. Fue en ese refugio sonoro donde descubrió el poder catártico del Metal, encontrando en bandas gigantes como Metallica su influencia fundacional y la herramienta perfecta para canalizar la rabia, el dolor y la energía. La guitarra se convirtió en su voz, y de esa necesidad imperiosa por expresarse, nació la convicción innegociable: "Es la música que me nace a mí hacer, y la hago bien, y sé que se hace bien". Un mantra de puro compromiso que se convertiría en la filosofía central de Riptor.
El acta de fundación de Riptor se firmó el 7 de agosto de 2012. Imaginen la escena: una banda de trash metal naciendo en Cali, una ciudad que late al ritmo frenético y seductor de la salsa. El desafío era doble: no solo conquistar un público para un género que no es mainstream local, sino también profesionalizarlo.A pesar de nadar contra la corriente del boom salsero, la banda cimentó una base de seguidores sólida, demostrando que en el suroccidente colombiano hay hambre de distorsión y riffs pesados. El lanzamiento de su álbum "Sounds from Hell" en 2015 marcó la pauta, consolidando un sonido agresivo pero técnico. Sin embargo, el destino de Riptor apuntaba mucho más alto.
Todo gran proyecto tiene un momento "Eureka". Para Camilo Castro, ese momento llegó tras presenciar un concierto inolvidable de la legendaria banda Crácken junto a la Filarmónica de Bogotá. Aquello sembró una semilla: Riptor tenía que grabar con una orquesta sinfónica.Lo que parecía un sueño inalcanzable para un grupo de metal independiente se materializó gracias a la inteligencia y la persistencia. El proyecto se convirtió en su trabajo de grado mientras Camilo estudiaba producción musical en la Universidad Icesi. De esta forma, lo académico se fusionó con lo artístico, dándole la estructura y seriedad que la idea demandaba.El resultado es histórico: una fusión épica con la Orquesta Filarmónica de Cali. Esto no es solo un disco, es la primera vez que un álbum de metal en todo el suroccidente colombiano logra tal hazaña, y apenas la segunda a nivel nacional. La magnitud del proyecto atrajo el talento del aclamado director Paul Dury (exdirector de la Filarmónica), quien, tras escuchar los audaces arreglos, se unió a la causa, involucrando a la Filarmónica y al coro de la escuela musical de Cepaz. Lo más impresionante: gran parte de esta colaboración se logró de manera pro-bono, un testamento a la calidad y la pasión que despertó la propuesta.
Por muy sofisticado que sea un algoritmo, la energía cruda de un pogo, el sudor, la adrenalina y la vibración de una orquesta no pueden ser replicados por una máquina.Para Riptor, el futuro es resistencia profesional. El objetivo no es solo crear música de calidad, sino llevar su propuesta sinfónica al mundo.El Calendario de Riptor, ¡Apúntalo!
Riptor es más que una banda de metal. Es un ejemplo de que el arte con convicción, excelencia y una pizca de locura creativa puede romper cualquier barrera. Desde Cali, el metal sinfónico está listo para tomarse el escenario global.